Agorafobia, ¿qué es?
El miedo a cruzar la puerta de casa y enfrentarse al mundo a exterior es una de las fobias más comunes. Es un terror asociado a la ansiedad. Dicha fobia se le denomina Agorafobia, y se manifiesta mediante recurrentes ataques de pánico cuando la persona que lo padece está expuesta a aquello que teme, es decir, al mundo exterior.
La agorafobia la podríamos definir como el padecimiento de un miedo y una ansiedad intensa de estar en lugares de donde es difícil escapar o donde no se podría disponer de ayuda. La agorafobia generalmente involucra miedo a las multitudes, a los puentes o a estar solo en espacios exteriores.
Síntomas Físicos y Psicológicos
Entre sus síntomas psicológicos podemos encontrar:
- Sentir temor de quedarse solo.
- Sentir miedo a estar en sitios donde el escape podría ser difícil.
- Sentir miedo a perder el control en un lugar público.
- Dependencia de otros.
- Sentimientos de separación o distanciamiento de los demás.
- Sentimientos de desesperanza.
- Sensación de que el cuerpo es irreal.
- Sensación de que el ambiente es irreal.
- Tener temperamento o agitación
- Permanecer en la casa por períodos prolongados.
Y entre los síntomas físicos podemos encontrar:
- Molestia o dolor torácico
- Sensación de asfixia
- Mareo o desmayo
- Náuseas u otro malestar estomacal
- Corazón acelerado
- Dificultad para respirar
- Sudoración
- Temblor
Posibles causas de la agorafobia
La causa más factible a la hora de desarrollar tal fobia es la ansiedad. Cuando estamos expuestos a un miedo prolongado del cual somos incapaces de gestionar, desarrollamos otros miedos, y el más frecuente es temer al mundo exterior. Es un entorno que no podemos controlar. Al ser incapaces de soportar tal incertidumbre, nuestros miedos se disparan, incapacitándonos y paralizándonos.
La raíz de todo miedo es no poder controlar la situación que tememos. Cuando salimos a la calle podemos controlar nuestro comportamiento, pero no podemos controlar todo lo demás, como puede ser el tráfico, a las demás personas, o a los factores ambientales, entre otras cosas. Todo ello puede suponer un temor extra a quien ya padece un miedo patológico (trastorno de ansiedad).
Las personas que padecen agorafobia caen continuamente en un círculo vicioso difícil de escapar por sus propios medios. La persona que por primera vez se paraliza a la hora de salir a la calle y comienza a padecer todos los síntomas negativos de esta fobia, desarrollará un temor instintivo al mundo exterior y sus peligros. Ello se marcará a fuego en su mente, y asociará el mundo exterior con el peligro que hay que evitar. Por ese motivo, las personas que sufren tal miedo, les cuesta tanto dejar atrás sus zonas de confort, es decir, donde se encuentran cómodos y seguros.
Cómo afrontar la Agorafobia
- Realizar terapia. La agorafobia surge porque previamente no se ha tratado la ansiedad adecuadamente. Por lo tanto, es necesario realizar un tratamiento adecuado para que dicha fobia no se haga crónica y se agrave.
- Ejercicios de relajación y respiración. Estos ejercicios son fundamentales para superar las fobias, ya que le permiten al cuerpo liberar la tensión generada por la situación temida. Efectuar estos ejercicios diariamente es altamente favorecedor, y especialmente cuando te enfrentes a los espacios abiertos.
- Exprésate. Es importante que aprendas a verbalizar tus miedos. Al comunicar tus miedos y cómo te sientes, podrás conocerlo y te ayudará a abordar el problema.
- Revive en tu mente las situaciones que más temes. Pensar en ellas e imaginar cómo debes afrontarlas, te ayudará a buscar estrategias emocionales y psicológicas para cuando tengas que afrontar dichas situaciones realmente.
- Ten siempre presente los pensamientos positivos. Tú puedes hacerlo. Tener pensamientos catastrofistas solamente hará que se agudicen tus miedos e inseguridades.
- Recupera tus rutinas. Si no puedes hacerlo solo, pide ayuda. Todo requiere un proceso. Al principio déjate acompañar y realiza paseos cortos. No te presiones. Poco a poco irás superando tus miedos.
- Evita consumir cualquier tipo de estimulante. La cafeína, el alcohol, entre otros, generan que tu cuerpo y mente estén en un estado de alerta continua.
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online