Sentir culpa por descansar
Las exigencias de nuestro entorno, y las nuestras propias, hacen que a menudo hagamos más de lo que realmente podemos abarcar. Creemos que podemos con todo, y a veces creemos que no tenemos más remedio que estar en la brecha, pero lo cierto es que todos tenemos unas energías limitadas, y el día tiene 24 horas, así que es imposible intentar mantenernos activos en todo momento. Debemos aprender a desconectar, y debemos descubrir cómo dejar de sentir culpa por descansar, como veremos en este artículo.
Vivimos en una sociedad donde debemos dar más del 100% de los que podemos dar. Las exigencias son titánicas, y nos sumergimos en la necesidad de estar en todo momento en activo. Si descansamos, o decidimos desconectar, suele significar para nosotros un fracaso, y lo peor, nos sentimos totalmente incapaces. Es una percepción de nosotros mismos muy peligrosa. Nadie puede estar siempre en la brecha, y todos necesitamos nuestro momento para nosotros, y para descansar.
A veces esas exigencias son autoimpuestas, nos creemos en la obligación de estar en todo, y forzamos nuestro cuerpo y nuestra mente hasta que nos rompemos por completo. Algunas veces esas exigencias proceden de nuestro entorno. Un entorno que nos exige estar siempre activos, y si no estamos a la altura, o nos encontramos agotados, comenzamos a percibirnos como personas no válidas, cuando eso no es cierto. Quizás deberíamos respetarnos y cuidarnos más. Somos nuestra responsabilidad, y debemos mirar por nosotros mismos, y no destrozarnos exigiéndonos demasiado, o intentando cumplir las expectativas de los demás. Debemos aprender a cómo dejar de sentir culpa por descansar.
Causas de sentir culpa por descansar
Los primeros en juzgarnos y criticarnos somos nosotros mismos. Es cierto que todos tenemos muchas exigencias a diario. Tenemos exigencias en el trabajo, en los estudios, con la familia, o con la pareja. Pero cuando nosotros nos marcamos exigencias que están fuera de nuestras posibilidades, entonces comenzamos a sentirnos mal si no podemos dar el 100%, ya sea por cansancio, agotamiento o por falta de tiempo. Así que somos los responsables de crearnos ese malestar. Nos exigimos demasiado porque creemos que tenemos que estar siempre activos para sentirnos bien, pero eso no es así. El descanso es siempre necesario, como veremos en este artículo.
Luego tenemos que tener en cuenta las exigencias de los demás. Hay veces que todo nuestro entorno espera que estemos siempre disponibles. Es un modo egoísta de tenernos siempre a disposición de las personas que conforman nuestro núcleo más cercano. Intentar hacer más de lo que realmente podemos abarcar hará que acabemos por destruirnos por completo. Con frases tales como: “si él puede, tú puedes”, “no pierdas el tiempo”, “aprovecha el momento”, etc., son frases que nos lleva a considerar que debemos estar en todo momento al pie del cañón, sobrecargándonos y llevándonos al agotamiento mental y psicológico.
Si una persona se ha desarrollado emocionalmente en la exigencia, cuando es adulto siempre querrá estar en activo para sentirse bien. Tomase un descanso, lo verá común signo de debilidad, y le hará percibirse como una persona incapaz. También tiene que ver los casos que los demás nos exigen, haciéndonos creer que debemos estar siempre a disponibles para ellos. En estos casos afloran la manipulación y el chantaje. Quien nos exige, hará todo lo posible para que hagamos aquello que desea o quiere, incluso manipularnos, chantajearnos o incluso utilizar al abuso para ello.
Por último, también hay casos donde la persona responde a las exigencias para evitar implicarse en todo lo demás. Es decir, todos tenemos claro el ejemplo de la persona que responde a todas las exigencias de su trabajo, para no ir a casa, y no enfrentarse a los posibles problemas que pueda tener con su familia. Todos esos casos son dañinos para nuestra salud emocional y física, y es por ello, que debemos aprender cómo dejar de sentir culpa por descansar.
Consecuencias psicológicas de no descansar
Cuando sometemos a nuestra mente y a nuestro cuerpo a un sobreesfuerzo, al final acabamos por rompernos. Tenemos que entender que todos poseemos una energía limitada, y disponemos de solo 24 horas cada día. Intentar hacer más de lo que podemos abarcar conlleva ciertas consecuencias psicológicas que deberíamos tener en cuenta, como es sufrir estrés. Si estamos expuestos a un estrés elevado durante un tiempo prolongado, ello nos llevará a desarrollar un cuadro ansioso. La ansiedad es una de las consecuencias de intentar hacer más de lo que podemos, y sufriremos todos sus síntomas, hasta que no bajemos el nivel de exigencia.
Estar siempre activos acarrea que acabemos agotados, tanto a nivel físico como mental, y ese cansancio siempre se traducirá en una bajada del estado de ánimo. La depresión es una consecuencia muy común cuando estamos haciendo un esfuerzo superior al que podemos soportar. La tristeza y la falta de motivación que podemos sentir al estar tan agotados, nos puede llevar a desarrollar un cuadro depresivo grave.
Verse sobrepasado por las exigencias tiene un efecto directo en nuestra autoestima. Si nos vemos incapaces de alcanzar los objetivos que nos hemos o nos han impuesto, hará que nos percibamos como personas poco válidas, y nuestra autoestima bajará drásticamente. Además, favorecerá la aparición de emociones tan negativas como son la tristeza, la ira, o la culpa, entre otras. Para no sufrir todas estas consecuencias debemos aprende cómo dejar de sentir culpa por descansar.
Las exigencias de nuestro entorno
Vivimos en una sociedad en la cual debemos estar siempre activos, y ser lo más productivo posibles, para sentirnos bien y realizados. Todos tenemos nuestras propias exigencias, y las exigencias de todo nuestro entorno. La familia nos exige ciertas cosas, el trabajo también, y así en todos los ámbitos de nuestra vida. Pero nadie nos dice que debemos descansar. Por nuestra salud y por nuestro bienestar. Estamos en una cultura competitiva donde debemos estar siempre en la brecha, si no se nos puede considerar como una persona poco válida o incluso, fracasada.
Toda nuestra cultura está diseñada para entregar siempre más de un 100% de nosotros mismos. Quien necesita descansar, se puede considerar en ciertos entornos, como una persona débil, incapaz de hacer hasta las tareas más cotidianas. Nadie repara en la necesidad del descanso, y quien asume esas exigencias acaba por sobre esforzarse, cayendo en una espiral de cansancio extremo y necesidad por cumplir las expectativas. Esa trampa nos llevará a sufrir ciertos trastornos como la ansiedad y la depresión, como hemos visto en el apartado anterior. Lo cierto es que debemos aprender, cómo dejar de sentir culpa por descansar.
Hay personas que, debido a un entorno hostil, acaban por estar siempre activos, y no pensar en exceso. Todos conocemos a personas que acaban, por ejemplo, dedicándole todas sus energías al trabajo con tal de no acudir a su casa, y afrontar todos los problemas que allí tiene. Para estos casos, estar en activos es un modo de huir, y de evadirse del dolor. Pero aun así, las personas que se autoexigen más de lo que pueden hacer, acaban por destruirse por completo. El cansancio y el agotamiento hace que todo nuestro mundo cambie, y percibamos todo de un modo negativo.
Cómo dejar de sentir culpa por descansar
Debemos comenzar a cuidarnos. Mirar por nosotros no es de ser personas egoístas. Tenemos que mirar por nosotros mismos, porque somos nuestra responsabilidad. No podemos exigirnos más de lo que podemos abarcar. Todos tenemos unas capacidades y energías finitas, y no podemos hacer más de lo que podamos llegar a hacer. Tampoco debemos caer en la trampa de asumir por completo las exigencias de los demás. Podemos llegar hasta donde nuestras capacidades nos permitan.
Para nuestra salud mental y física necesitamos el descanso, y debe ser de calidad. No podemos descansar correctamente si hemos estado expuestos a un gran nivel de exigencia, y de estrés. Por lo tanto, necesitamos un tiempo para nosotros mismos, y de ese modo poder desconectar. Debemos aprender a distinguir que podemos abarcar y que no, y de ese modo delegar cuando estemos sobrepasados por todas las actividades que llevamos a cabo.
Si quieres tener un buen descanso, hay que aprender primero a diferenciar entre lo urgente y lo importante, que no siempre van unidos. Hay actividades y rutinas que tenemos que realizar cada día. Son tareas obligadas como es el trabajo. Esas hay que hacerlas sí o sí. Pero el resto podemos dejarlas a un lado, o solamente hacer aquellas que son importantes. Tener un día organizado nos permitirá tener una mente organizada, y podremos sacar el tiempo que necesitemos para descansar. Y sobre todo quitarnos de la cabeza que las personas que necesitan descansar son flojas o débiles. Son personas responsables, porque estar siempre en activo significa enfermar en un momento u otro. Así que, debemos aprender a descansar sin sentir culpa, ni sentirte una persona no válida. Cuídate, ya que eres tu responsabilidad. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online