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El odio nos une a quien odiamos

Por Daniel Molina 2 Comentarios

El odio nos une a quien odiamos

El odio nos une a quien odiamos

A todos en algún momento de nuestras vidas alguien nos ha hecho daño. A veces ese daño es tan grande que las heridas que nos produce, nos acompañarán durante toda nuestra existencia. El hecho de relacionarnos hace que en un momento u otro nos topemos con personas capaces de hacernos daño, y el sufrimiento que ello nos genera heridas profundas en el alma. Y es entonces cuando si no somos capaces de gestionar ese dolor podemos llegar a sufrir emociones tan negativas como el odio, y el odio nos une a quien odiamos irremediablemente.

Que siempre haya alguien que llegue a atacarnos o a ofendernos es algo que no podemos controlar, pero siempre podemos controlar lo que hacemos con esos ataques y esas ofensas, y graduar el impacto que nos pueda producir. Es decir, no podemos evitar que alguien nos ataque, pero nosotros decidimos que si dejamos que ese año nos afecte tanto para cambiar todo aquello que somos.

Debemos tener muy claro que el odio es capaz de convertirnos en la sombra de lo que somos, destruyendo todo lo bueno que hay en nosotros, y es algo que no podemos permitir. No podemos dejar que nadie haga que cambiemos, y nos convirtamos en personas absorbidas por emociones tan negativas como el rencor o la rabia. Si dejamos paso a esas emociones, tenemos que saber que el odio nos une a quien odiamos.

Al sentir odio nuestra mente se centra en esa persona que ha generado esas emociones, y tendrá un protagonismo que no se merece en nuestras vidas. Nos robará tiempo, energías, luz, etc. El odio conseguirá arrebatarnos todo lo bueno que hay en nosotros, y le daremos un poder que no tiene a la persona que odiamos. El odio nos une a quien odiamos, tenemos que tenerlo muy en cuenta. Lo mejor, como veremos en este artículo, lo mejor que podemos hacer es perdonar, y seguir con nuestras vidas. Nadie que nos haga daño se merece que le prestemos nuestra atención. Debemos liberarnos de esas emociones.

Tengo mucho odio y rencor dentro de mi

El odio al fin y al cabo actúa como una enfermedad, una vez que se apropia de nosotros, nos destruye y nos roba todo lo que somos. Odiar y tener rencor por alguien es darle una importancia que no tiene la persona a quien va dirigido nuestro odio. Porque odiando nos centramos en esa emoción, no permitiendo que otras emociones y vivencias más positivas se presenten en nuestras vidas.

Sufrir el odio y el rencor nos hace vulnerables. No impide ver lo bueno que hay en la vida, y disfrutar de ella. Nos roba la alegría, la esperanza, la felicidad y el bienestar entre otras cosas. Odiar y tener rencor por alguien es al final un fracaso, ya que esa persona ha conseguido aquello que quería: hacernos daño, y darle una importancia que no tiene. Así que odiar no es una buena opción en ningún caso. Es una carga demasiado pesada para llevarla a cuestas. No podemos permitir que el odio y el rencor se instalen en nuestro interior y nos convierta en la sombra de quienes somos.

Diferencias entre odio y rencor

La gran diferencia entre el odio y el rencor, es que el odio es una consecuencia directa de no saber cómo gestionar el rencor. Cuando alguien nos hace daño o nos ofende produce la aparición de una serie de emociones como son la rabia o el rencor. Nos invaden sentimientos e ideas de querer devolver ese daño a la persona que los ha hecho daño previamente. Si dejamos que esas emociones se instalen en nuestro interior, ello dará paso al odio, y es algo realmente nocivo para nosotros mismos.

La verdad es que la persona que es objeto de nuestro odio incluso puede no saber que le odiamos o le guardamos rencor. Quizás no se acuerde de lo ocurrido. Pero a la persona que siente ese odio, ello le carcome por dentro, de tal modo que le convierte en una víctima de si misma. Al final el odio nos une a quien odiamos.

Así que, el rencor es una de las primeras emociones que aparecen una vez que somos ofendidos o atacados por alguien. Si dejamos que se quede con nosotros, el rencor dará paso al odio, haciendo que nos centremos en la persona que odiamos, y uniéndonos así a ella irremediablemente.

Cómo liberarse del odio que nos une a quien odiamos

La única forma de liberarnos del odio es a través del perdón. Debemos perdonar para sacar el odio de nuestras vidas. Sólo perdonando podemos pasar página y seguir con nuestras vidas. De esa manera podremos alejarnos para siempre de la persona que nos hizo daño, y nos creó una herida muy profunda en nuestra alma.

A veces confundimos el perdón como el hecho de olvidar o seguir al lado de esa persona. Pero nada más lejos de la realidad. El perdón nos libera de las emociones tan negativas como la ira o el rencor, que hemos podido experimentar cuando hemos sido atacados y dañados por alguien. Pero no podemos borrar algo así de nuestra mente, pero podemos evitar que eso nos haga más daño. Y cuando perdonamos no tenemos por qué seguir con esa persona. La persona que hace daño de forma intencionada quizás no merece nuestra compañía.

Si sientes odio por alguien, perdona. La vida es demasiado corta para vivir siempre enfadado y lleno de rencor. Nadie merece que nos haga daño, merece que nuestra vida se centre en ella. Si no puedes liberarte por ti misma de ese odio, pide ayuda profesional. La terapia te ayudará a ver las cosas desde una perspectiva más constructiva, y podrás dejar de sentir odio, y sanar tus heridas emocionales, porque el odio nos une a quien odiamos. ¡Libérate! 

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Culpar a los demás de tus errores

Por Daniel Molina 12 Comentarios

Culpar a los demás de tus errores

Culpar a los demás de tus errores

Existen personas que son incapaces de aceptar sus responsabilidades, y siempre encuentran a alguien para culpabilizar por todo. Si eres una de esas personas que eres capaz de culpar a los demás de tus errores, decirte que eso es una posición muy cómoda y egoísta de no aceptar las consecuencias de tus actos.

Esconderse nunca es la solución para afrontar los problemas. Cuando nos equivocamos o cometemos fallos, debemos aprender de ello y en la medida de lo posible intentar reparar esos errores, pero nunca debemos buscar a alguien para responsabilizarlo de ello. Este hecho esconde una verdadera inmadurez emocional.

Y los errores son parte de nuestro desarrollo, y todos los cometemos. Forman parte de la vida, y de todos ellos, podemos sacar valiosas lecciones. No debes huir de ellos, e intentar culpar a los demás de tus errores, simplemente hay que aceptarlos, e intentar aprender de nuestros fallos. Debemos ser responsables con nuestras acciones, y no intentar escurrir el bulto. Nuestros errores son nuestros y debemos afrontarlos del modo más constructivo posible.

También está el hecho de querer culpabilizar a alguien para poderlo manipular. Culpar a una persona puede servir a un manipulador emocional a someterla, ya que alguien que experimenta un gran sentimiento de culpa, es capaz de hacer todo lo que sea para “reparar” el supuesto daño que ha realizado. En estos casos podemos comprobar que la culpa puede ser una herramienta eficaz a la hora de ejercer la manipulación sobre una persona. Al final, todo lo que no sea responsabilizarnos de nuestros actos, siempre es un acto tóxico. Lo maduro es hacernos los únicos responsables de aquello que hacemos, de nuestros aciertos y nuestros fallos. Y cuando cometamos algún mal acto, debemos aprender de ello, y en la medida de lo posible, hacer algo al respecto.

Quien culpa a los demás de sus errores

Las personas que no aceptar sus responsabilidades y frente a sus errores culpa a los demás, suelen ser personas con una personalidad inmadura, incapaz de gestionar las adversidades, y que percibe sus fallos como algo realmente negativo que debe deshacerse de ellos como sea, es decir, culpabilizando a los demás. Es claramente personas con una personalidad infantiloide y egoísta.

No aceptar nuestras responsabilidades es propio de una personalidad inmadura, y esa inmadurez siempre nos llevará a desprendernos de nuestra responsabilidad, y actuar de modo egoísta. No saber gestionar nuestros errores y nuestros fallos es realmente un problema que nos puede llevar a acrecentar nuestra situación, y romper muchas de nuestras relaciones. Nadie estará dispuesto a cargar con nuestras responsabilidades, y ser incapaces de aceptarlas siempre nos llevará a tener conflictos graves con los demás.

Las personas narcisitas son capaces de culpabilizar a los demás de sus actos. Este tipo de personalidades se centran en ellos mismos, y los demás son percibidos como simples objetos para conseguir sus metas. Así que, no dudarán en culpar a los demás y de ese modo escapar de las consecuencias de sus actos. Porque al final culpar a los demás de nuestros errores es intentar huir de las consecuencias de aquello que hacemos.

Quien es capaz de culpabilizar a los demás de sus propios errores o fallos, lo hace para intentar escapar de sus actos y lo que conlleva, o para manipular a otra persona. Culpar a alguien puede destrozar emocionalmente a esa persona, ya que si se cree que es culpable hará todo por intentar reparar ese supuesto daño. Culpar a los demás es algo peligroso, tanto para quien culpabiliza como para la persona se quiere culpabilizar. 

Culpar a los demás de tus errores no es aceptar

Para afrontar cualquier tipo de dificultad o adversidad debemos primero identificar qué nos ocurre, y después aceptar lo que ocurrido. Una vez que hemos aceptado nuestro error o nuestros fallos podemos saber cómo reparar ese daño, o al menos sacar valiosas lecciones de todo ello.

El hecho de culpar a los demás de tus errores no es aceptar, sino derivar nuestras responsabilidades a otras personas. Huir de las consecuencias de nuestros actos nos convierte en personas egoístas e inmaduras, capaces de dañar a personas cercanas y queridas con tal de no aceptar ni afrontar sus actos.

Culpar a los demás de tus fracasos

Lo más sencillo cuando cometemos un gran fallo es engañarnos y afirmar que la culpa es de otra persona. Gracias a eso podemos desprendernos del todo el peso que conlleva cometer un error, y de ese modo evitamos en cierta manera las consecuencias de esos fallos. Pero al final es convencernos de algo irreal e intentar no afrontar la realidad, ya que nos produce un gran dolor emocional. 

A nadie le gusta fracasar, pero debemos aprender a aceptarlo. Los fracasos forman parte de nuestra vida, y gracias a ello aprendemos a no cometerlos de nuevo. Pero para sacar lecciones de nuestros fallos, debemos aceptarlos y afrontarlos de un modo maduro y directo. Debemos aceptar las consecuencias e intentar si podemos, de subsanar el daño de nuestras acciones. Mirar para otro lado no sirve de nada. Nunca es útil. No debemos culpar a los demás de nuestros fracasos.

Culpabilizar para manipular

Culpabilizar a los demás y hacerse la víctima son las herramientas principales de los manipuladores emocionales. Gracias a estas tácticas consiguen dominar a los demás, y de ese modo, conseguir de ellos lo que desean. El objetivo de estas personas es siempre aprovecharse de los demás, y poder alcanzar así sus metas personales.

Sentirse culpable crea una sensación tan desagradable que la persona que lo padece hará lo que sea para reparar el daño que ha producido. Este hecho lo aprovecha el manipulador emocional para conseguir que sus víctimas hagan lo que desean. Mermar la autoestima de las víctimas propicia que estas sean más manipulables. Si una persona ve que por sus actos le ha hecho daño a alguien, hará lo que sea por subsanar ese daño.

Los manipuladores emocionales suelen culpabilizar a sus víctimas por todo, y utilizar el victimismo como método de manipulación capaz de someter a los demás. Hacer sentir culpable es la mejor forma de conseguir que otras personas accedan a nuestras voluntades, y que hagan todo aquello que queramos.

Cómo no culpar a los demás de tus errores

Para dejar de culpar a los demás de tus errores deberías ser consciente de tus actos, y de las consecuencias que estos tienen, y asumir nuestras responsabilidades. Para ello cuando cometamos algún error, fallo o fracasemos en algo deberemos:

  • Aceptar lo ocurrido. Hemos cometido un error y eso no es el fin del mundo. Tenemos que asumir que nuestros actos nos han llevado a cometer esos errores. No somos perfectos, y debemos aprender a ser conscientes de nuestros actos y el impacto que tienen.
  • Reflexionar acerca de las causas. Tenemos que averiguar porque hemos actuado así, y qué errores hemos cometido. Averiguar las causas de nuestros fallos nos ayudarán a aprender de cada uno de ellos.
  • Asumir las consecuencias. Nuestros actos siempre tienen una repercusión y un impacto tanto en nosotros como en los demás. Tenemos que asumir ese hecho, y afrontar el eco de nuestros actos.
  • Sacar lecciones. De todo error, de todo fallo, y de todo fracaso siempre se puede aprender algo. Toda caída nos ayuda, y ese aprendizaje nos servirá en un futuro para no cometer los mismos errores. Es un aprendizaje necesario para nuestro desarrollo emocional.
  • Reparar el daño. Si con nuestros actos hemos podido hacer daño o hacernos daño a nosotros mismos, podemos intentar reparar el daño, o al menos no cometerlos de nuevo. No sirve de nada castigarnos por nuestros actos menos acertados, porque forman parte de nuestro aprendizaje vital.

Cómo no dejar que nadie nos culpe de sus errores

No podemos cargar con los actos y las responsabilidades de los demás. No podemos permitir que nadie nos haga sujetarle su carga. Para ello debemos ante todo establecer unos límites, y no permitir que nadie nos culpabilice por sus actos. Si lo hacemos caemos en el error de dejarnos manipular y hostigar por alguien que no le importa lo más mínimo nuestras necesidades, ni nuestro bienestar.

Las personas que culpan a otras es siempre por una intención, ya sea manipularla o descargar toda la responsabilidad en sus víctimas. No podemos permitir que nadie nos manipule ni se aproveche de nuestro buen corazón, ni tampoco debemos bajo ningún concepto hacernos cargo de las responsabilidades de nadie. Cada uno debe ser responsables de sus actos y de sus acciones.

Al final esta clase de personas pueden culpabilizar a quien lo acepta. Nunca aceptes hacerte cargo de las consecuencias de los actos de otra persona. Al final cada uno es dueño de sus palabras y de sus actos. Si cometemos algún error o fallo es nuestra responsabilidad, y debemos intentar evitar las consecuencias de nuestros actos. Tenemos que aceptar lo ocurrido, aprender de ello, y seguir adelante.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Cómo tratar a una madre tóxica

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Cómo tratar a una madre tóxica

Cómo es una madre tóxica

Podríamos definir una madre tóxica como aquella persona que es capaz de generar un malestar continuo a sus hijos, utilizándolos para su propio beneficio. El daño que esta clase de madres producen es tan grande que, cualquier hijo debería saber cómo tratar a una madre tóxica.

Existen madres que perciben a sus hijos como simples objetos necesarios para conseguir sus metas. Es por ese motivo que nunca tienen en cuenta las necesidades y voluntades de sus hijos, ni tampoco son capaces de ponerse en su lugar. Son personas egoístas que sólo buscan el beneficio propio.

El daño que pueden generar esta clase de madres es tan enorme e intenso, que los hijos necesitarán de mucho apoyo y una intervención psicológica prolongada para poder sanar sus heridas. Porque una madre tóxica es capaz de destruir por completo la autoestima y la seguridad de sus propios hijos.

Las madres son las personas más importantes para sus hijos. Ellas deben de darle la seguridad y los cuidados que tanto necesita un niño. Una madre tóxica sólo mira por ella, y les trae sin cuidado las necesidades de los demás. Su prioridad son ellas mismas, y los demás son percibidos como necesarios para conseguir alcanzar sus metas, sin importar el daño que puedan hacer. Por todo ello, es importante aprender cómo tratar a una madre tóxica.

Cómo saber si tu madre es tóxica

Para un hijo es difícil identificar que su madre es una persona tóxica. Pero existen algunas señales que nos puede ayudar a detectar a esa clase de madres. Y entre dichas señales encontramos:

  • No le importa lo que sientes. Son personas que sólo miran por sus necesidades y deseos, haciendo caso omiso a los sentimientos de los demás.
  • Te culpabilizan. Si algo no les sale como esperan te harán culpable de ello. Hacer que sientas culpa por todo te hace vulnerable, y estarás más dispuesto a realizar sus exigencias.
  • Son el centro de atención. Necesita que todo el mundo le preste atención. Suelen hablar siempre de ellas, y recordar a los demás lo que necesitan. Se consideran el centro de todo dejando a los demás en un segundo lugar.
  • Te hace sentir siempre mal. No soportará que seas feliz, ni que avances. Te quiere a su lado y a su servicio. Si intentas vivir tu vida te hará sentir mal, y conseguirá que desistas de perseguir tus propios deseos y voluntades.
  • Es una persona controladora. Para ejercer su poder contigo necesita controlarte. Controlará tus horarios, tus amistades, tus hábitos, etc. Lo controlará todo para controlarte a ti, y de ese modo poder aprovecharse de ello.
  • Suele ser agresiva. Si no te comportas como ella espera no dudará en replegar su agresividad. Hará todo lo posible para someterte y que hagas todo lo que ella quiere.
  • Es indiferente a tus necesidades. Si le pides atención o quieres que te ayude, no obtendrás respuesta. No quiere atenderte, sólo quiere que le atiendas. Es una persona sumamente egoísta.
  • Te tratará de un modo infantil. Esta clase de madres no quieren que seas una persona madura e independiente. Te quieren en su regazo y de ese modo, que estés a su entera disposición, y por ese motivo te tratarán de un modo infantiloide.

Una vez que sepamos identificar a una madre que es tóxica, debemos aprender a cómo tratar a una madre tóxica con tal de poder escapar de su yugo, y poder tener una vida independiente, sana y constructiva. Si no somos capaces de hacerles frente, las heridas emocionales serán tan profundas que nos paralizarán.

Consecuencias de tener una madre tóxica

Para un niño es muy difícil gestionar y afrontar la falta de cuidados y de atenciones de una madre tóxica. De ella no obtiene la seguridad ni todo aquello que necesita para su desarrollo, como la educación o el ejemplo. Esto lleva a que ese niño no pueda desarrollarse emocionalmente de un modo sano y constructivo, convirtiéndose en un adulto inseguro y con una autoestima baja.

Estar siempre alerta frente a las demandas de una madre tóxica, hace que el hijo siempre esté en tensión para cumplir con las exigencias de su madre. Este hecho genera grandes niveles de ansiedad. Es decir, los episodios de ansiedad siempre estarán presentes en los hijos de madres tóxicas.

Emociones tan nocivas como la rabia, la ira o el rencor estarán presentes en los hijos de madres tóxicas. Vivir en un ambiente tóxico, subyugado a las exigencias de una madre dominante y egoísta, hace que experimentemos emociones negativas y dañinas. El nivel de sufrimiento es tan grande que las heridas que genera se ahondan en nuestra alma.

El estado de ánimo también se verá afectado al tener una madre tóxica. Esta clase de madres harán siempre sentirse mal a sus hijos, y éstos acabarán por desarrollar cuadros depresivos. Estar condenados a estar sólo atendiendo las voluntades de otra persona, y dejando las nuestras a un lado, hace que nuestro estado de ánimo sea siempre bajo.

Madres manipuladoras y victimistas

Las madres tóxicas siempre utilizan la manipulación para conseguir someter a sus hijos, y de ese modo conseguir todo aquello que desean. Normalmente utilizan el chantaje y el victimismo para poder obtener las atenciones que necesitan de sus hijos, y poder aprovecharse de ellos.

La manipulación, y especialmente hacerse la víctima produce una sensación de culpa en los hijos, que éstos harán todo lo posible para que su madre se sienta bien. Las madres tóxicas intentarán siempre aprovecharse de las debilidades de sus propios hijos para conseguir de ellos todo lo que quieres y desean.

Frases de madres tóxicas

Las madres tóxicas utilizan siempre un lenguaje pensado para someter a sus hijos. Para ello puede utilizar tanto un mensaje de crítica, de queja, de chantaje o utilizando cualquier otra técnica de manipulación, incluso puede llegar al insulto o a un lenguaje más agresivo para obtener aquello que desea. Para ejemplificar esas frases encontramos:

  • Siempre estoy sola y nadie me hace caso.
  • Mi vida ha sido muy mala y tú haces que siga igual.
  • Nadie me quiere ni siquiera tú.
  • La hija de la vecina hace caso a su madre y tú no.
  • Si no haces esto no podrás salir.
  • ¿Con quién vas?
  • Estoy enferma y nadie me cuida.
  • Tu hermano/a si me ayuda pero tú no.
  • Eres tan egoísta como lo es tu padre.
  • Todo el día he estado sola.
  • Etc.

Madre narcisista

Toda madre tóxica tiene una personalidad claramente narcisista. Son personas emocionalmente inmaduras, que sólo piensan en ellas mismas, y en sus necesidades personales. Provienen de núcleos familiares disfuncionales, donde existieron relaciones de poder que ellas han aprendido a aplicar contra sus hijos.

No les importa lo más mínimo los sentimientos o el daño que puedan hacerle a sus hijos. Esta clase de madres sólo mirarán por ellas mismas, y se aprovecharán de su rol de madre y su poder para someter a sus hijos, y que éstos hagan todo lo que ella quiera. Es una actitud y una forma de ser totalmente narcisita.

Cómo tratar a una madre tóxica

Cuando somos niños es imposible saber cómo reaccionar ante una madre tóxica. Confiamos plenamente en nuestras madres, y no creemos que lo que hace es malo para nosotros. Es algo que este tipo de madres lo aprovechan a su favor para poder someter y manipular a sus hijos. 

Pero estos hijos se hacen mayores y empezarán a darse cuenta de que su madre les hace sentir mal, y se aprovecha de ellos. Al tener más herramientas psicológicas y emocionales, los hijos pueden hacer frente a las manipulaciones y los chantajes propios de una madre tóxica. Lo mejor que se puede hacer en estos casos es frenar la actitud y el comportamiento de una madre tóxica, y para ello es imprescindible establecer unos límites muy claros. La madre que se comporta de un modo tóxico tiene que aprender a cómo actuar con nosotros, y para ello tiene que tener muy claro hasta donde puede llegar o no. Y tiene que saber que si no respeta nuestros límites tendrá como consecuencia que nos alejemos de ella. Tenemos que respetar esos límites para que nuestra madre también los respete. Al final que nos controle, nos manipule y se aproveche depende sólo de nosotros. Dependerá si la dejamos o no. Tenemos que aprender a cómo tratar a una madre tóxica.

Cómo tratar a una madre anciana manipuladora

Las madres tóxicas cuando tienen una edad avanzada tienen a volverse más manipuladoras si cabe. Aprovechan su estado propio de la edad, y su vulnerabilidad para poder manipular y someter a su voluntad a sus propios hijos. Pero no podemos subyugar nuestro bienestar personal al hecho que nuestra madre sea muy mayor.

Para poder frenar a una madre tóxica independientemente de su edad, tenemos que establecer siempre unos límites muy claros. Tenemos que comunicar de un modo claro y firme a nuestra madre hasta donde puede llegar con nosotros, y hasta donde no. Y tiene que respetar esos límites porque solo conseguirá que nos alejemos de ella. No podemos permitir que rompa esos límites y nos siga manipulando. 

Soy una madre tóxica

Una madre tóxica sabe muy bien lo que hace, y cómo lo hace. También es consciente del daño que ha estado haciendo a los demás, y más concretamente a sus hijos. Pero su comportamiento tóxico está tan interiorizado en ella que es incapaz de cambiar por si misma. Para ello lo mejor es encontrarse con unos límites establecidos que le permitan saber que puede hacer y que no. Necesita unas reglas y unas normas básicas de comportamiento.

Si eres una madre tóxica y has conseguido darte cuenta del daño que haces, y de la necesidad que tienes de cambiar, debes buscar ayuda terapéutica. La terapia te ayudará a cambiar tu modo de pensar y de actuar, así de cómo percibes el mundo que te rodea. Así que, si eres una madre tóxica y quieres cambiar, busca ayuda psicológica. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Cómo detectar el maltrato psicológico

Por Daniel Molina 2 Comentarios

como detectar el maltrato psicologico

Qué es el maltrato psicológico

Para poder saber cómo detectar el maltrato psicológico debemos saber qué es. Así que, podríamos definir el maltrato psicológico como cualquier agresión verbal y planificada, que tiene como objetivo primordial, someter a la víctima mediante cualquier técnica de tipo psicológica, como el chantaje, la manipulación, o el insulto directo.

Todo maltrato se realiza con la intención de conseguir unas metas u objetivos determinados, como es el hecho de someter a la víctima y conseguir de ella todo aquello que el maltratador desea. El maltrato es una técnica de poder capaz de someter a las víctimas sin que éstas se den cuenta de lo que ocurre, hasta que las heridas del alma son demasiado profundas.

Llegar a saber cómo detectar el maltrato psicológico requiere de obtener mucha información al respecto, ya que es muy difícil de detectar debido a que los maltratadores siempre emplean métodos muy sutiles, sobre todo al principio, como puede ser la queja o la crítica, y sólo nos podemos dar cuenta de lo que ha ocurrido cuando el daño es muy elevado.

El maltrato psicológico como cualquier tipo de maltrato debe ser siempre afrontado y parado. No podemos permitir que nadie nos haga daño de ninguna manera, e independientemente de quien sea esa persona para nosotros. Al menor signo de maltratado debemos alejarnos de esa persona. No podemos permitir que nadie nos dañe, y tenemos porqué sufrir esas agresiones.

Maltrato emocional o psicológico familiar

El maltrato psicológico familiar es aquel que se produce dentro del ámbito familiar. Normalmente es ejercido por alguien que tiene un papel de poder dentro de la propia familia, como puede ser el padre o la madre, ejerciendo este tipo de maltrato al resto con la intención de conseguir someterlos, y conseguir de ellos todo aquello que anhela o desea.

A veces este tipo de maltrato puede darse de hijos a padres cuando éstos llegan a una edad adulta, en la que pueden ejercer todo su poder para someter a sus padres o hermanos, y de ese modo imponer su voluntad. Sea de quien proceda el maltrato psicológico familiar, decir que este tipo de agresiones son propias de familias disfuncionales en las que se da relaciones de abuso y de autoridad.

Maltrato psicológico en las relaciones de pareja

El maltrato psicológico dentro de las relaciones de pareja desgraciadamente es muy común. Los maltratadores emocionales o psicológicos suelen buscar a personas que puedan someter, y se unen a ellas sentimentalmente. Una vez que se ganan la confianza de sus víctimas, emplean todo su poder para ejercer su control sobre su pareja.

Los maltratadores sólo pretenden imponer su voluntad y conseguir mediante sus víctimas todo aquello que desean. No les importa lo más mínimo el daño que hagan o el sufrimiento que generan, lo que les importa es obtener aquellas metas que tanto anhelan. Por ese motivo no dudan en ganarse la confianza de sus víctimas para posteriormente utilizarlas. El maltrato es el método más directo y efectivo para conseguir que la pareja se doblegue a su voluntad. Y dentro de este ámbito donde el corazón está presente, se dan los peores episodios de maltrato.

Maltrato psicológico en la amistad

Todos nos hemos encontrado con personas que han intentado aprovecharse de nosotros. Suelen disfrazarse de amistades, y hacen que confiemos en ellos para posteriormente conseguir aquello que tanto desean. Dentro de estas personas interesadas que aparecen en nuestras vidas en modo de amistad, utilizarán el maltrato psicológico para conseguir de nosotros todo aquello que anhelan y desean.

Saber cómo detectar el maltrato psicológico dentro del ámbito social o de las amistades, es realmente complicado ya que se producen en un ámbito informal donde confiamos en la otra persona, y confiamos que son nuestros amigos, cuando son personas que sólo quieren utilizarnos, y nos someterán mediante al maltrato.

Maltrato psicológico en el trabajo

El maltrato psicológico en el trabajo desgraciadamente es más frecuente de lo que pensamos. En el ámbito laboral al haber una jerarquía muy marcada, y al existir relaciones auténticas de poder, es sencillo que una persona con características narcisistas intente someter a los demás mediante agresiones psicológicas o emocionales.

Como el maltrato psicológico es muy sutil se puede realizar en estos ámbitos laborales de forma impune, generando un gran sufrimiento a la persona que los padece, ya que la única salida que tiene ante tales agresiones, a parte de denunciar, es de abandonar su puesto de trabajo. Es una situación dramática que genera un gran dolor y sufrimiento.

El maltrato emocional sutil

Tenemos que pensar que si un maltratador se mostrará tal y como es al principio, la víctima se iría corriendo. Por ese motivo, van empleando su maltrato de un modo sutil. Primero se ganarán la confianza de sus víctimas para que bajen la guardia, y poder someterlas mediante el maltrato psicológico. 

Destruir la autoestima es fundamental para poder someter a alguien, y conseguir de ella todo aquello que se desea. Así que, en un primer momento, el maltratador utilizará agresiones sutiles como la queja, la crítica, o los juicios. Todo está pensado para minar la autoestima de la víctima y hacerla sentir culpable. De ese modo, el maltratador puede conseguir aquello que quiere alcanzar. También debemos saber que si esto no funciona, no dudará en emplear agresiones verbales y psicológicas de mayor intensidad, e incluso puede llegar a la violencia física.

Insultos en el maltrato psicológico

El maltrato siempre empieza por una queja o una crítica. Éstas se van haciendo continuas, hasta ser habituales y diarias. Son las primeras señales de que la otra persona quiere someternos a su voluntad. Después todo irá ganando intensidad sino accedemos a las voluntades del maltratador, llegando el temido insulto.

El insulto está destinado a romper nuestra autoestima. Una persona que se siente insegura es más fácilmente manipulable, y se puede someter de un modo efectivo. Por ese motivo, se utiliza el insulto. Insultar a otra persona hace que al final se crean esos insultos, y haga lo que sea por no recibir esos “castigos” por parte de la persona que quiere.

Cómo detectar el maltrato psicológico

Saber si estamos siendo víctimas de un maltrato psicológico es realmente difícil. Existen algunas señales que nos pueden indicar que estamos siendo maltratados, y nos pueden ayudar a saber cómo detectar el maltrato psicológico. Y entre estas señales podemos encontrar:

  • Te aislará. La otra persona procurará que dejemos de lado a nuestros amigos y familiares. Cuando no se tiene apoyos cerca una víctima se hace más vulnerable.
  • Te critica por todo. Siempre nos hará saber que estamos haciéndolo todo mal, y que tenemos la culpa por ello. Nos hará sentirnos inseguros.
  • Te controlará. Los maltratadores emocionales, siempre controlará a su víctima. Estará atento a lo que hace, con quién está, lo que come, sus horarios, etc.
  • Te ninguneará. No le importa tus opiniones ni tus deseos. Es incapaz de ponerse en tu lugar. Impondrá siempre su voluntad frente a la tuya.
  • Te insultará. Si no accedes a su voluntad o te niegas puede utilizar el insulto como método de destruir tu autoestima y conseguir de ese modo someterte.
  • No contará contigo. Si no le haces falta no compartirá contigo nada. Sólo se acercará a ti cuando te necesite para conseguir algo.
  • Te castigará. Si no accedes a lo que quiere, no dudará en castigarte con lo que más te duela. Ejerce tal poder que se cree con el derecho de hacerlo.
  • Te amenazará. La amenaza es una táctica muy común en los maltratadores psicológicos. Pueden incluso amenazar con hacerte daño físico, o de hacer daño a alguien querido por ti.
  • Te trata de un modo infantil. Te quitará toda autoridad tratándote como si fueras un niño o una niña, y el fuera la persona con autoridad.
  • Minimizará tus problemas. Si tienes algún problema le restará importancia porque realmente no le importa lo más mínimo lo que te pase. Lo único que le importa son sus necesidades.
  • Te hará sentirte dependiente. Los maltratadores emocionales te harán creer que sin ellos no eres nada, y que los necesitas para todo. Pero es algo irreal, sólo quieres que estés a su lado y cubras sus necesidades.

Consecuencias del maltrato psicológico

Después de ver las señales que nos ayuden a saber cómo detectar el maltrato psicológico, debemos saber que consecuencias psicológicas y emocionales tienen este tipo de agresiones en las víctimas. Realmente el daño que hacen estos maltratadores son graves e intensos. Las heridas emocionales son tan profundas que se necesita de tratamiento psicológico para sanarlas.

Una de las principales consecuencias del maltrato psicológico es la destrucción de la autoestima. Que alguien te haga creer que no tienes valía, y que en ti todo es malo o negativo, tiene un enorme eco a la hora de percibirnos de una manera constructiva y positiva. La autoestima de la víctima se verá profundamente dañada.

Las personas que han estado expuestas a un maltrato psicológico continuado padecerán trastornos relacionados con la ansiedad. Estar siempre en alerta y pendientes de las exigencias de la otra persona, hace que suframos altos niveles de ansiedad. No es sencillo gestionar ese control y nivel de exigencias de la persona que nos maltrata.

El estado de ánimo también se verá seriamente afectado. Sentirse sumergido en ese castigo continuo que representa el maltrato, hace que nos sintamos profundamente tristes y desolados. Las personas que sufren este tipo de maltrato, normalmente desarrollan un trastorno depresivo.

Y por último remarcar que sufrir maltrato psicológico también tiene su repercusión en nuestro estado emocional. Recibir esas agresiones hace que afloren emociones tan negativas como el miedo, la rabia o la ira. Son emociones que harán que nuestro bienestar se vea dañado, y por tanto nuestra salud mental se vea muy dañada.

Cómo hacer frente al abuso psicológico

Si has detectado que estás recibiendo un maltrato psicológico, la única salida es alejarse lo antes posible de esa persona. En estos casos no se puede esperar a que la otra persona cambie, o respete los límites que tú impongas. Alguien que ha sido capaz de maltratarte no se merece que estés en su vida. Así que, deberías tomar la decisión de poner punto y final a esa relación, y seguir tu camino sin esa persona. No te mereces que nadie te haga daño, ni vivir siempre sufriendo.

Respecto al daño que has recibido decirte que, esas heridas en el alma necesitan de una intervención psicológica inmediata. Mediante la terapia podrás ir sanando esas heridas. Si no buscas ayuda profesional ese dolor siempre te acompañará y afectará a todos los ámbitos de tu vida por siempre. Por ese motivo, toma la decisión de hacer terapia y libérate de todo ese dolor y sufrimiento.

Cómo denunciarlo

Como ocurre con cualquier tipo de maltrato o agresión, el maltrato psicológico se puede denunciar. Es un delito tipificado en nuestro código penal, en el artículo 153. Por tanto, si estás recibiendo un maltrato psicológico no lo pases por alto ni le restes importancia, denúncialo. Nadie tiene el derecho de hacerte daño. Si quieres denunciar o quieres información acerca de ello, decirte que puedes llamar al teléfono de ayuda contra la violencia de género 016. Recuerda que son llamadas anónimas y no quedará registro de ellas. Pide ayuda. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Los celos. El lado oscuro del Amor

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los celos

Qué son los celos

Todos tenemos en nuestra mente esa sensación de querer algo que otra persona tiene, ya sea algo material como algo no físico, como el afecto o las atenciones que esa persona da u obtiene de los demás. Sentirse celoso es algo que suele ser muy común, al final todos anhelamos aquello que no tenemos, y que alguien puede tener. Esas carencias se traducen en celos.

Lo normal es que al sentirse celoso gestionemos esas emociones tan negativas de un modo maduro y constructivo. Lo peligroso es cuando no somos capaces de controlar y racionalizar los celos que sentimos, y dejamos que éstos nos cambien, y nos afecten en todos los ámbitos de la vida.

Porque sentir celos incontrolables no es normal, y no significa que podamos sentir más que otra persona. Unos celos que no sabemos cómo gestionar nos convierte en personas emocionalmente inestables, dañándonos a nosotros mismos, y a menudo al resto de personas que nos rodean. Sentirse celoso hasta tal punto de obsesionarnos no es sano. Son celos patológicos.

Realmente los celos no son sanos en ningún momento. Ellos reflejan nuestras carencias y necesidades afectivas y emocionales, y nos llevan a una posición de desventaja respecto al resto de personas, ya que nos volveremos en personas dependientes de los demás, capaces de todo por conseguir todo aquello que tanto deseamos, y tanto nos hace falta.

Qué dice la psicología sobre los celos

Como ya he escrito anteriormente, todos los celos son una muestra de nuestras propias carencias y necesidades emocionales o afectivas. Es decir, es un deseo de conseguir aquello que deseamos, y ello nos puede convertir en personas dependientes, incapaces de controlar esa emoción tan negativa, y dejando que nos afecte a todos los ámbitos de nuestra vida.

No podemos percibir los celos como algo positivo. Por ejemplo, se suele afirmar que si los miembros de una pareja no sienten celos, es porque no hay amor. Pero eso no es cierto. Sentirse celoso sólo es una señal de inseguridad y falta de autoestima. Carencias emocionales que no han sido tratadas de un modo adecuado, y han generado unas profundas heridas en el alma.

Cuáles son los tipos de celos

Una forma de saber qué son los celos es saber cuantos tipos hay. En la siguiente lista repasamos los principales celos que puede llegar a sentir una persona. Y estos son:

  • Celos patológicos. Son aquellos celos que no podemos gestionar y nos afectan tanto de un modo emocional, como en todos los ámbitos de nuestras vida. Son celos que nos hacen enfermar y distorsionan el modo que tenemos de percibir el mundo que nos rodea.
  • Celos reactivos. Son celos que aparecen a causa de un hecho traumático, como por ejemplo una infidelidad o una traición. Es una reacción directa del miedo que podemos llegar a sentir de revivir de nuevo esas malas experiencias.
  • Celos ocasionales. Suelen surgir en algunas ocasiones, y es provocado por las propias inseguridades. Suelen gestionarse bien, aunque suelen ser muy intensos.
  • Celos infantiles. Son celos que surgen en el núcleo familiar, y se suele dar entre hermanos, y la eterna batalla de obtener las atenciones del padre o de la madre.
  • Celos laborales. Son aquellos propios del ámbito laboral, donde los éxitos de los demás pueden acarrear envidias y celos de algunos compañeros de trabajo.
  • Celos de pareja. Sentirse celoso dentro de la pareja es muy común, y se nutre de la inseguridad y del miedo a que la propia pareja nos abandone, y deje de querernos. Son celos que si no se gestionan adecuadamente, pueden acabar por destruir la propia relación.
  • Celos ocultos. Son esas acciones agresivas o críticas sobre la persona que debe darle la atención que reclama. No se muestra celoso, pero cambia de actitud cuando siente esos celos.
  • Celos exagerados. Como su propio nombre indica, es sentirse celoso de un modo exagerado, y se viven de un modo dramático. Es fruto de una percepción distorsionada de quien los padece, porque normalmente no hay una causa aparente.

Características de la persona celosa

Las personas celosas comparten unas características en su personalidad comunes, facilitándonos a la hora de poder identificarlos con cierta facilidad. Y entre dichas características podemos encontrar:

  • Baja autoestima e inseguridad.
  • No gestionan bien la frustración.
  • Sufren dependencia emocional.
  • Miedo intenso al abandono y a la soledad.
  • Necesidad de atenciones.
  • Perciben las relaciones como posesiones.
  • Inmadurez emocional.

Celos en la pareja

La persona celosa siempre lo es. Lo ha sido en su núcleo familiar, lo es en su círculo social, y lo será en sus relaciones sentimentales. Un celoso siempre querrá todas las atenciones de las personas que le rodean, y hará todo lo posible para poder obtenerlas. En el caso de la pareja, esos celos se agudizan ya que se entremezclan con el miedo al abandono y a la soledad.

Los celos en la pareja es un hecho muy común, debido a que todos tenemos ese miedo primario a ser abandonados por la persona amada. Pero normalmente los gestionamos de un modo constructivo, y no dejamos que esas emociones tan negativas nos dominen. Pero hay personas que se dejan vencer por sus miedos, y es entonces donde esos celos en la pareja se vuelven enfermizos, haciendo peligrar la continuación de esa relación.

Intentar controlar a la persona que queremos para que sólo nos atienda a nosotros, acaba por hacernos daño, y hacer daño a la otra persona. Los sentimientos de los demás no podemos controlarlos, así que todo lo demás estará encaminado a someter y retener a nuestro lado a esa persona, y al final nos puede llevar a emplear conductas enfermizas e incluso agresivas. Sentir celos en la pareja deben de ser tratados para evitar la destrucción de la pareja, porque una pareja se debe sustentar en el amor, la confianza y el respeto, y nunca en el miedo.

Las causas de los celos

Una persona celosa en el fondo es una persona herida, que no ha sabido cómo superarse emocionalmente. Sentirse celoso es una causa directa de una baja autoestima, que empuja a la persona a exigir las atenciones de los demás con la intención de sentirse en plenitud. Sentirse así es causa de haber sufrido una serie de carencias afectivas que nos hacen demandar aquellas atenciones que creemos que nos han sido negadas.

Las personas celosas necesitan de ayuda siempre. Sentirse celoso sólo crea sufrimiento y dolor. Por ese motivo no debemos permitir que esas emociones nos embarguen por completo, y para ello necesitaremos ayuda profesional. La terapia nos ayudará a gestionar todos esos miedos y carencias, pudiendo encauzar nuestro modo de pensar y de actuar hacia un camino más constructivo y enriquecedor.

¿Es normal sentirse celoso?

Todos necesitamos las atenciones de las personas cercanas y queridas, y todos tenemos ciertas carencias afectivas y emocionales que necesitamos cubrir, pero no nos dejamos encadenar por esos sentimientos, simplemente los racionalizamos y gestionamos lo mejor posible. Dejar que los celos nos dominen se convierte en algo patológico, debido a que nos empujan a tener conductas tan nocivas como la necesidad de control o de dominación, además de crearnos un sufrimiento perpetuo por percibir todo como un posible peligro.

Dejarnos sucumbir por los celos es dejar que nuestros miedos nos dominen. Sentir celos puede ser normal, pero dejarnos llevar por ellos es patológico. No podemos permitir que una emoción tan tóxica como es sentir celos nos domine, y nos empuje a padecer un sufrimiento muy elevado, y posiblemente hacer daño a las persona que queremos y amamos.

La envidia y los celos

La envidia y los celos son emociones muy similares, ya que ambas se basan en querer tener aquello que no tienen, pudiendo ser cosas materiales o la atención de alguien cercano y querido. Las personas celosas suelen también sentir envidia. Al final sentirse envidioso es una clara señal de ciertas carencias emocionales y afectivas que debe tratarse.

Solo anhelamos aquello que conocemos, es decir, nuestra envidia y nuestros celos tienen como objetivo las personas más cercanas. Son emociones muy tóxicas que nos cambian por completo, convirtiéndonos en personas inseguras y temerosas, y el miedo siempre nos llevará por caminos de sufrimiento y dolor.

¿Una persona celosa puede cambiar?

Las heridas del alma siempre se pueden sanar. Se necesita de tiempo, esfuerzo personal, y ayuda terapéutica. Una persona celosa puede cambiar siempre que haya identificado el problema que padece, y tomar la firme decisión de realizar los cambios más oportunos. Pedir ayuda sería el siguiente paso, y ya sólo necesitamos el tiempo y el esfuerzo.

Vivir bajo emociones tan negativas como la envidia o los celos sólo generan sufrimiento y dolor. La vida es demasiado corta para dejarse llevar por ese estado emocional. Al final todo pasa por nosotros, y nuestra voluntad para cambiar, y sobre todo, para sanar nuestras heridas emocionales. Nadie merece vivir con esa pesada carga. Así que, si sientes celos y no puedes controlarlo, toma las decisiones que creas oportunas para escapar de ese estado emocional, y poder tener una vida libre de esos sentimientos dañinos.

Qué hacer para superar los celos

Si eres una persona celosa y no sabes cómo gestionarlo, te recomiendo realizar terapia. Una intervención psicológica te dará las herramientas que necesitas para poder gestionar tus emociones y sentimientos. Es fundamental el cambio. Gracias a la terapia podrás cambiar tu modo de pensar, de actuar y de percibir todo lo que te rodea, dándote una versión más constructiva, y alejándote de emociones tan negativas como son los celos.

Por el contrario, si eres una persona que debes soportar los celos de otra persona, decirte que no se lo permitas. No dejes que nadie te controle, ni te diga que debes hacer o sentir. Para poder parar esos comportamientos celosos es necesario que establezcas límites. Tienes que decirle claramente que no vas a soportar esos celos, y si continúa así tomarás algunas decisiones. Si no te respeta deberías alejarte de esa persona, ya que sólo te aportará sufrimiento y dolor. Pero eso queda en tus manos. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Qué es el chantaje emocional

Por Daniel Molina Deja un comentario

que es el chantaje emocional

Qué es el chantaje emocional

Para saber qué es el chantaje emocional deberíamos saber que es la manipulación emocional. Podríamos definir este tipo de manipulación como un acto consciente de una persona encaminado a manipular a otra, y conseguir de ella todo aquello que desea. El chantaje emocional es un tipo de manipulación de carácter violento, ya que es empleado para someter a la otra persona mediante el miedo, la obligación o la culpa.

Quien utiliza el chantaje emocional busca someter a otra persona, y utilizarla para conseguir todo aquello que anhela. No le importará lo más mínimo el daño que pueda hacer, porque sólo mirará por él mismo y por sus intereses. El chantajista emocional tiene una personalidad narcisista, y ello le llevará a utilizar a toda persona que le rodea para cubrir sus carencias personales, afectivas o materiales.

Tenemos que entender qué es el chantaje emocional para no caer en la trampa emocional de un chantajista. No podemos permitir que nadie nos coaccione y nos agreda emocionalmente o de cualquier otra forma. Este tipo de chantaje se puede considerar como una agresión, ya que es violencia. Se basa en que alguien nos someta mediante el miedo o la culpa, y eso siempre es maltrato. Un maltrato psicológico puede generarnos heridas muy profundas en el alma.

La persona que chantajea a otra, es siempre hábil a la hora de encontrar los puntos más débiles de la otra persona, y utilizarlo para poder manipularlo a su conveniencia. Sobre todo tendrá en cuenta sus miedos e inseguridades. Gracias a esa información puede ejercer su chantaje de un modo efectivo y brutal. Debemos aprender qué es el chantaje emocional con tal de saber identificarlo, y poder actuar para no caer en las redes de estos manipuladores emocionales.

Cómo comienza el chantaje

Obviamente el chantajista emocional nunca se muestra tal y como es en un principio. Si mostrará su narcisismo, su violencia, y su falta de escrúpulos, las víctimas se alejarían sin pensárselo dos veces. Por ese motivo, su modo de actuar es muy sutil, y va atrapando a sus víctimas poco a poco, sin que éstas se den cuenta de lo que ocurre.

Así que, el chantajista lo que buscará primero es ganarse la confianza de su víctima. Es primordial conseguir que ésta baje la guardia para ir ejerciendo su poder, y someterla poco a poco. Una vez que obtiene su confianza, comenzará a introducir pequeños reproches, críticas o juicios, con tal de que su víctima se sienta mal, y tenga que reparar el supuesto daño que ha hecho. Hacer sentir culpable a alguien es uno de los métodos más efectivos para dominarla.. Una persona que se sienta culpable hará todo lo que esté en su mano para reparar sus “errores”, y eso lo aprovechará el chantajista emocional para conseguir todo aquello que desea de su víctima.

Utilizar el chantaje emocional requiere de una personalidad narcisista y una total falta de empatía, porque el daño que pueden llegar a hacer a las víctimas es realmente grave. Las heridas emocionales que este tipo de manipulación violenta producen son tan profundas, que requerirán de una intervención psicológica prolongada en el tiempo.

El chantaje emocional en la pareja

Uno de los ámbitos donde más suele darse el chantaje emocional es en la pareja. Todo chantajista necesita una implicación emocional y sentimental para poder ejercer su técnica de manipulación y someter a su víctima. Para ello, suele tener en cuenta los puntos más débiles en la personalidad de su pareja, para posteriormente poder atacar de una manera efectiva e implacable.

El chantaje emocional en la pareja se produce a través del miedo o de la culpa. Ambas emociones puede hacer que nos veamos obligados a obedecer, y ello lo aprovecha el chantajista emocional para poder obligar a sus víctimas a que hagan aquello que él quiere, y de ese modo, conseguir sus metas personales.

Esta clase de manipuladores saben que si su víctima confía en ella, y les abre su corazón, pueden manipularla de un modo más efectivo. Es un acto egoísta y cruel, que genera un gran sufrimiento y dolor en las víctimas. Todo por el simple hecho de que el chantajista consiga todo aquello que desea. Una pareja es una víctima perfecta, ya que ésta debido a sus sentimientos y el amor que siente hará lo que sea por atender a su pareja, hecho que el chantajista utilizará para poder someterla.

Chantaje emocional en la familia

Otro de los ámbitos más comunes donde se da el chantaje emocional es dentro del núcleo familiar. Los miembros de la familia en una situación ventajosa y de poder, ejerce su manipulación agresiva hacia los miembros más débiles. Normalmente, ese chantaje lo ejerce uno o dos de los progenitores, mientras que las víctimas suelen ser los hijos.

Existen madres y padres capaces de dominar mediante el chantaje a sus hijos para que éstos hagan todo lo que ellos quieren. Mediante el miedo o la culpa hacen que sus hijos se vean sometidos a sus voluntades. Son padres que no miran por el bienestar de sus hijos, ni por sus cuidados, sino que sólo miran por ellos mismos, sin importarles el daño que les pueda hacer.

El daño que puede llegar a hacer una madre o un padre emocionalmente chantajista es aterrador. Son las personas que más tienen que cuidar y atender a sus hijos, y si estos no obtienen ese afecto y cuidados, arrastran esas heridas hasta en la edad adulta. Serán adultos emocionalmente heridos. El chantaje emocional dentro de la familia es uno de los chantajes más dolorosos.

El chantaje de una madre

Normalmente los padres chantajistas son más agresivos y utilizan técnicas más directas para someter a sus hijos. Las madres chantajistas suelen siempre emplear las emociones como método para someter a sus hijos. Por ese motivo, es más difícil de detectar este tipo de chantaje emocional materno.

Es cierto que cuando la persona que es chantajeada es un niño, no puede hacer frente a ese chantaje, ya que no tiene ni la madurez para ello, ni sabe cómo gestionar la situación. Pero una persona adulta que es chantajeada puede detectar que lo está siendo. Son personas heridas que se han visto siempre sometidas a la voluntad de su madre, y eso les perjudica a la hora de saber que están sufriendo un chantaje constante.

Una madre siempre estará en una posición de poder respecto a sus hijos, este hecho es una gran oportunidad para las madres chantajistas, ya que tienen la opción de utilizar ese poder para manipular y conseguir aquello que desean de sus hijos, manejándolos a su antojo para conseguir las atenciones que necesita, o las metas que desea alcanzar. Pero como ya he dicho anteriormente, el daño que les hace a sus hijos es enorme, destruyendo todo aquello que son, y convirtiéndolos en simples herramientas para satisfacer sus propias necesidades. Es un chantaje emocional con graves consecuencias para los hijos, que crecerán siendo personas totalmente heridas.

Perfil del chantajista emocional

La personalidad de un chantajista emocional está basada en el narcisismo. Esto conlleva una serie de características, que vamos a describir a continuación:

  • Son personas autoritarias.
  • No tienen empatía. Son incapaces de ponerse en el lugar de los demás.
  • Son egoístas, sólo les importa su bienestar aunque ello conlleve el sufrimiento de los demás.
  • Necesitan la atención de los demás, incluso que le valoren y le admiren.
  • Siempre hablan de ellos mismos. No les importa lo que los demás tienen que decir.
  • Tienen poco control sobre sí mismos. Se enfadan con facilidad.
  • No soportan la frustración. Cuando no consiguen algo pueden volverse violentos.
  • Son agresivos, y sólo entienden las relaciones mediante el sometimiento.
  • No son capaces de expresar sus emociones y sentimientos.

Chantaje emocional narcisista

Todo chantaje emocional requiere una intención y una conducta narcisista. Sólo una persona que mire por ella misma, y no tenga en cuenta los sentimientos de los demás, puede chantajear a otra. Sólo un narcisista puede agredir emocionalmente de esta forma a una persona cercana a él.

El chantaje es fundamentalmente un tipo de maltrato. Es un acto agresivo que atenta contra otra persona, y sólo una persona con rasgos narcisistas puede ejecutar estos actos tan deplorables. Sólo alguien que no tiene en cuenta los sentimientos de los demás es capaz de hacer daño de forma voluntaria.

Victimismo y chantaje emocional

Sabemos que es el chantaje emocional, y como es un modo de manipulación. Los chantajistas suelen emplear también otras técnicas para manipular a los demás cuando el chantaje no funciona. Una de las herramientas más efectivas para la manipulación es el victimismo. Haciéndose la victima pueden crear un sentimiento de culpa en sus víctimas, y poder así exigirles todo aquello que quieren conseguir.

También los chantajistas emocionales suelen emplear el victimismo si la víctima se da cuenta del chantaje. Es una forma de dar salida a su situación, y volver  engañar a la víctima. Hacerse la víctima le puede ayudar a esconder momentáneamente su agresividad. Como ya sabemos se cazan más moscas con miel que a cañonazos. Hay que estar siempre en alerta ante este tipo de personas, ya que generan un gran sufrimiento en sus víctimas.

Cómo saber si te hacen chantaje emocional

Una de las mejores formas de saber si estás siendo chantajeado es verse haciendo cosas que no queríamos hacer, y que la otra persona nos ha obligado de un modo u otro a realizar. No es una obligación directa pero sí tiene consecuencias. Es decir, el chantajista siempre nos dirá que si no hacemos tal cosa puede pasar otra cosa. Verse en la obligación de hacer algo que no queremos es un  buen indicador para saber si nos están emocionalmente chantajeando.

Para reconocer a un chantajista emocional sólo basta con observarlo. Si una persona sólo habla de ella misma, no te tiene en cuenta para nada, sólo para sus intereses, y te suele obligar a hacer cosas que no quieres, si no tendrás represalias, sin duda estarás ante un chantajista, y ya sólo quedará que tomes alguna medida al respecto si no quieres salir dañado de esa relación.

Qué hacer en caso de chantaje emocional

Es importante saber qué es un chantaje emocional para poder identificarlo, y poder tomar las decisiones que tengas que tomar para no ser chantajeado nunca más. Si has sido víctima de este tipo de chantajes, es importante en un primer momento que establezcas tus límites. Tienes que dejarle muy claro a esa persona, que no vas a soportar ningún chantaje más, y tiene que respetarlo. Si no lo respeta, entonces deberías tomar la decisión de alejarte de esa persona. No vale la pena estar al lado de alguien que sólo te utiliza y te hace daño. Nadie merece ese trato, y por mucho que duela, deberíamos alejarnos de ese tipo de persona lo antes posible.

Para sanar las heridas emocionales que nos ha producido ese maltrato continuo en forma de chantaje, es esencial buscar ayuda psicológica. Es el único método para sanar esas heridas del alma, y poder pasar página, ya que el dolor que no ha sido tratado nos afectará en todos los ámbitos de nuestra vida, incluso en nuestras nuevas relaciones. La terapia te dará las herramientas para poder sanar ese dolor, y poder seguir con tu vida. Para el chantaje emocional siempre hay salidas, sólo es necesario darse cuenta de lo ocurrido y obtener la ayuda necesaria para superar todo ese sufrimiento. Así que, si has sido víctima de este tipo de chantajes, te animo a que des el paso. Libérate de esa carga. ¡Adelante!

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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