Contenido
La ansiedad y la necesidad de control
La ansiedad cuando aparece en nuestras vidas, nos convierte en personas temerosas. Al estar nuestro sistema de alarma alterado, percibimos todo como algo peligroso y hostil. Ese miedo nos hace querer tenerlo todo controlado. Gracias a esa sensación de control, la personas ansiosa, puede tener algo de paz, aunque sea de modo ficticio y momentáneo. Existe una relación directa entre la ansiedad y la necesidad de control.
Vivir siempre asustados nos hace estar más en alerta, y ello nos genera una gran cantidad de estrés. La acumulación de tanta presión, durante un tiempo prolongado, da paso a la ansiedad. La ansiedad se alimenta de la ansiedad, por lo que cuando más queremos controlarlo todo a causa del miedo que padecemos, más ansiedad nos generamos. Al final, la relación entre la ansiedad y la necesidad de control, se convierte en el pez que se muerde la cola.
Querer controlarlo todo, nos convierte en personas autoexigentes. Es decir, querer estar en todos los sitios, y controlándolo todo, hace que caigamos en el error de hacer más cosas de las que podemos abarcar. Ello aparte de generarnos más ansiedad, nos llevará a sentirnos desbordados, angustiados, y totalmente agotados.
Ya sabemos que nos podemos controlarlo todo, pero aun así hacemos un gran esfuerzo para abarcar lo más posible. Eso siempre representa una gran factura, tanto física como emocionalmente. Por eso motivo, debemos aprender a dejar que todo fluya,m y a no querer estar en todo, con tal de reducir y superar nuestra ansiedad.
La autoexigencia y la necesidad de control
La ansiedad y la necesidad de control, siempre dan paso a la autoexigencia. Querer estar en todo, y hacerlo todo se convierte en una necesidad, ya que proporciona a la persona que sufre este trastorno, tener cierto alivio, aunque éste sea ficticio. Querer hacerlo todo, y hacerlo bien, nos lleva a un perfeccionismo patológico, además hacer que nos preocupemos y nos angustiemos por todo.
El día tiene 24 horas. El tiempo y nuestras energías son limitados. Así que, querer estar en todo, hace que al final nos sintamos desbordados y frustrados por no llegar a todo lo que nos exigimos. Todo ese desgaste físico y psicológico al final tiene su repercusión en nuestra salud. Querer controlarlo todo nos llevará a enfermar.
El perfeccionismo y el hecho de intentar anticiparnos para evitar todo lo negativo, hará que nuestro sistema de alerta se vea totalmente alterado, haciendo que nuestros niveles de ansiedad se eleven de forma irremediable. Toda esa presión acumulada acabará siendo expulsada mediante el temido ataque de pánico.
No somos máquinas, y no podemos llevar un ritmo excesivo de trabajo o actividades. No podemos controlarlo todo, no prevenir todo aquello que nos asusta. Para no enfermar, tenemos que dejar a un lado nuestras exigencias personales, y confiar en la vida. Es decir, aprender a dejar que todo fluya, y dejarnos llevar. A menudo no queda otra.
Aprender a no controlarlo todo
Como ya he apuntado anteriormente, tenemos un tiempo y unas energías limitadas cada día. No podemos estar a todo, ni intentar hacer más de lo que podemos. Tenemos que saber que es necesario reservar durante el día, unas horas para nosotros mismos, para hacer todo aquello que queremos y nos gusta. Es por nuestra salud física y emocional. Necesitamos un tiempo para dedicarnos.
Si somos conscientes de que tenemos un tiempo y unas energías limitadas, podemos dejar de pisar el acelerador. Es cierto de que hay actividades y obligaciones que tenemos que hacer sí o sí, como por ejemplo, trabajar o estudiar. Después existen otras obligaciones que no son ni tan importantes ni tan urgentes. Lo importante es saber quitarse esas obligaciones si no llegamos a ellas, o no nos apetece. Es muy importante ser asertivos, y saber decir que no.
Es importante ayudar a los demás, pero nadie nos puede exigir nada, ni nosotros mismos. Si no nos apetece o no podemos hacer algo, no tenemos porqué sentirnos culpables. Tenemos el derecho y la responsabilidad de mirar por nosotros mismos, por nuestras necesidades, y por nuestra salud. No tenemos que exigirnos nada. Si no podemos escapar de nuestras obligaciones, al menos podemos seleccionar todo lo demás. Todo dependerá de tus energías, tus ganas, y tu tiempo.
Las consecuencias de intentar controlarlo todo
Querer controlarlo todo siempre nos pasará factura, tanto a nivel psicológico como físicamente. Todo ese estrés acumulado, nos llevará a sufrir los temidos ataques de pánico, y éste es el preludio de la aparición de la ansiedad. Sentir emociones tan negativas como la angustia, el miedo, o la incertidumbre, hace que nos volvamos personas temerosas. que perciben todo como un peligro potencial.
Estar en un estado permanente de ansiedad, tiene su repercusión en nuestro estado de ánimo. La depresión es una consecuencia más de intentar controlarlo todo, y acabar desbordado por no poder hacerlo. La tristeza y el desánimo está siempre presente cuando no somos capaces de cubrir nuestras propias exigencias. Además nos llegaremos a sentir tan agotados que seremos incapaces de afrontar nuestro día a día.
No poder cumplir nuestras propias exigencias y expectativas, hará que nuestra autoestima se vea resentida. Al no tener una metas diarias reales, donde podamos tener un tiempo para nosotros, nos notaremos desbordados, y eso hará sentirnos culpables. Es muy difícil gestionar la ansiedad por nosotros mismos.
Qué nos permite dejar que todo fluya
La ansiedad y la necesidad de control hace que enfermemos más tarde o más temprano. Nadie puede vivir bajo tanta presión. Al final toda esa presión acaba por pasarnos factura, ya sea mediante la ansiedad, o por otros trastornos. Por ese motivo, es esencial aprender a dejar que todo fluya, y permitirnos no estar atentos a todo. Y ello tiene ciertos beneficios, como por ejemplo:
- Poder dejar de presionarnos, de criticarnos y de autoexigirnos. De esa manera podemos ser nosotros mismos y cubrir nuestras necesidades personales y emocionales.
- Aceptar nuestras limitaciones. Debemos conocer hasta dónde podemos llegar, y de ese modo, jamás sobrepasarlas.
- Dejar de sentirnos culpables, y poder decir que no. Realmente no podemos llegar a todo, así que debemos mirar por nosotros mismos, y no dejar que nadie nos manipule, ni nos obligue a hacer nada que no queremos o no podemos hacer.
- Dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Tiempo para descansar, para hacer todo lo que nos gusta, o tiempo para hacer lo que realmente nos dé la gana.
- Aceptar nuestras virtudes y nuestros defectos. Somos únicos. Tenemos mil virtudes, y algunos defectos. Sé agradecido con todo lo bueno que tienes, e intenta mejorar en todo aquello que puedas mejorar.
- Mirar primero por ti. Ayudar y estar atentos por los demás, siempre es positivo. Pero siempre que se pueda. No te olvides nunca de ti, y reserva un tiempo para ti. Sé tu prioridad.
Cómo dejar de querer controlarlo todo
La ansiedad y la necesidad de control es algo que va unido. Al estar siempre en alerta, necesitamos tenerlo todo controlado. Eso es fruto del miedo, y de la inseguridad. Querer estar en todo con tal de prever los peligros, hace que podamos sentir algo de tranquilidad, aunque ésta sea momentánea. Lo importante es tratar la ansiedad, que es la problemática raíz. Una vez que hayamos tratado este trastorno, ya no sentiremos la necesidad de tenerlo todo controlado, y permitiremos que todo fluya por si mismo.
Para tratar la ansiedad, es esencial la ayuda profesional. La terapia nos permitirá tener las herramientas necesarias para poder gestionar nuestro estrés y nuestros miedos. Además, debemos tener la mente lo más sosegada y despejada posible. Para ello es necesario, hacer todo aquello que nos guste y nos haga sentirnos bien.
De igual modo, debemos aprender a organizarnos. Al organizar nuestro día a día, sabremos hasta dónde podemos llegar y hasta donde no. Recuerda que es muy importante reservar tiempo para el descanso y para hacer aquello que nos gusta. Una mente organizada nos permite afrontar mejor el día a día.
Y recuerda que si no llegas a muchas cosas, no dejes que nadie te haga sentirte culpable o inútil. Quien lo hace es porque quiere manipularte para que hagas cosas por ellos. Aprende a decir que no, y a mirar más por ti. Ello te ayudará a sentirte mejor, y más fortalecido. No te cargues con obligaciones que no te corresponden. Libérate, y sé tú mismo. ¡Adelante!
Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online
Maravilloso artículo gracias!
Hace 4 años sufrí de ansiedad y este año he sentido cierta presion por controlarlo todo así que este artículo me viene como anillo al dedo para atajarlo a tiempo.
Un abrazo!
Me alegra Angustia que mi publicación te haya ayudado. Te mando muchos ánimos 🙂