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trastorno alimentario

Los 10 trastornos alimentarios más desconocidos

Por Daniel Molina Deja un comentario

trastornos alimentarios

Trastornos alimentarios

Entendemos los trastornos alimentarios como perturbaciones de las pautas habituales de alimentación. La mayoría de estos trastornos tienen un origen claramente psicológico. Puede ser la causa de una enfermedad mental o en la percepción errónea de uno mismo, de nuestro físico y de nuestro entorno.

Las personas que padecen este tipo de trastornos suelen percibir a los demás y así mismas de una manera distorsionada y extrema. Tener una baja autoestima hace que tengamos esa sensación de inferioridad respecto al resto. Este hecho queda igualmente patente en los casos de narcisismo, ya que su comportamiento está dirigido a silenciar su bajísima autoestima.

Este modo de percibir e interactuar con los demás y con el entorno, impide a la persona a relacionarse con normalidad, generándoles grandes conflictos que derivan en una insatisfacción permanente y una elevada ansiedad. Además, estos tipos de trastornos, pueden ir acompañados de una percepción distorsionada del propio cuerpo.

En definitiva, todos los trastornos alimentarios están relacionados con la baja autoestima, con la percepción errónea de nosotros mismos y de nuestro entorno, y de cómo gestionamos nuestros niveles de ansiedad.

Los trastornos alimentarios

  1. Ortorexia: es un trastorno de tipo obsesivo donde la persona ve la necesidad imperiosa de cuidar al máximo su dieta. Su consumo dietético se basará en productos que creerá saludables. Esto quiere decir, que la “etiqueta” de saludable estará bajo su propio criterio, no porque el alimento lo sea. La persona que padece este trastorno creerá a pies juntillas todas las dietas que caigan en sus manos, por muy estrafalarias que sean. O incluso puede llegar a inventarse dietas propias. Su objetivo siempre será buscar un equilibrio psicológico que nunca llega a alcanzar. La ortorexia puede crear gravísimos problemas nutricionales si se prescinde de alimentos necesarios.
  2. Pregorexia (o también conocida como la anorexia de embarazo): es un trastorno que afecta a algunas mujeres en estado de gestación, que se obsesionan con no engordar durante el proceso, ya que creen que el aumento de peso propio del embarazo les dará un aspecto poco agradable. Recurren a dietas “milagrosas” y extremas que pueden llegar a poner en riesgo la salud del bebe por desnutrición.
  3. Vigorexia: este trastorno pone el foco en el desarrollo atlético del cuerpo con tal de resolver un malestar interior. Es un trastorno frecuente que suele afectar a personas con traumas que han derivado a una baja autoestima. La persona con vigorexia intentará siempre paliar su inseguridad interior con un desarrollo muscular que todo el mundo pueda llegar a admirar. Su dieta estará siempre basada en la búsqueda de musculatura, por ese motivo, puede hacer un abuso de suplementos proteicos, que pueden afectar al riñón o al sistema cardiovascular. Es uno de los trastornos alimentarios más comunes.
  4. Megarexia: este trastorno se puede considerar el opuesto a anorexia debido a que la persona afectada, nunca es consciente ante el espejo de que tiene sobrepeso. Por lo cual seguirá consumiendo productos que le aportan calorías vacías, sobretodo azúcares. Para estas personas, su figura denota vigor, salud y energía, cuando en realidad sufren de sobrepeso y desnutrición, pues no ingieren productos que de verdad son esenciales para la buena salud.
  5. Potomanía: consiste en la ingesta desmedida de cualquier clase de líquidos. Generalmente duele tratarse de ingesta incontrolada de agua. La persona que padece este trastorno intenta siempre clamar su ansiedad bebiendo líquidos. Si el trastorno no se trata puede desarrollarse problemas renales y cardiovasculares.
  6. Ebriorexia (o alcoherexia): es un trastorno que se suele dar en personas jóvenes que beben mucho alcohol, y llegan a creer que las calorías que aportan estas bebidas pueden sustituir a la comida. Están preocupados por su aspecto físico, y la bebida le calma la ansiedad por comer. Si este trastorno no se trata adecuadamente la persona puede caer en una desnutrición severa, llevando a padecer ciertos trastornos como la caída de pelo, problemas dentales etc. Pudiéndole llevar hasta el fallecimiento.
  7. Permarexia: es un trastorno que se basa en no ganar peso, por lo que la persona que lo padece se someterá a todo tipo de dietas para intentar no engordar. Es el estado previo a la anorexia, y si no se trata a tiempo, derivara en ésta.
  8. Pica: es un trastorno frecuente en niños, y consiste en la ingesta de cosas que no son alimentos. Puede llegar a ser tierra, hierbas, maderas, etc. Es un comportamiento normal en un niño de menos de 18 meses. Pero puede indicar alguna psicopatología subyacente si este comportamiento perdura más allá de los 24 meses.
  9. Hiperfagia: este trastorno consiste en la sensación insaciable de hambre. Suele estar causado por la ansiedad, por lo que lindaría con la bulimia. También puede tener un origen fisiológico, derivado de la ausencia de leptina en el cuerpo, o quizás en alteraciones de tipo hormonal, como la diabetes o el hipertiroidismo.
  10. Trastorno por atracón: es una bulimia episódica que consiste en comer en exceso, y pasar acto seguido a un periodo de restricción alimentaria. Con ello compensaría su sentimiento de culpabilidad. Pero tras este leve periodo, regresa el hambre, y se produce de nuevo un atracón.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Trastornos de la conducta alimentaria

Por Daniel Molina Deja un comentario

trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria

Una baja autoestima, una psicopatología, o la combinación de ambas, puede desembocar en una insatisfacción de nuestra imagen corporal. Las exigencias sociales de cómo debería ser nuestra imagen y nuestro cuerpo nos pueden alentar a realizar conductas alimentarias extremas con tal de conseguir resultados rápidos. Socialmente la delgadez es un símbolo de triunfo personal, mientras que la obesidad es signo de” vagancia”, “dejadez” y “falta de control”, en definitiva, una persona incapaz de triunfar. Todo ello puede llevarnos a padecer trastornos de la conducta alimentaria.

Los estereotipos que nos proporcionan los medios de comunicación, y más concretamente la publicidad nos da pautas alimentarias tales como que comiendo determinados alimentos, estaremos delgados y triunfaremos socialmente, o bien que consumir una clase de alimentos nos hará más felices aunque eso signifique comer de forma no sana. A personas con un patrón bajo de autoestima o con una psicopatología base (como puede ser un estado anímico bajo, ansiedad, etc…) estos los mensajes puede empujarles a padecer un trastorno de la conducta alimentaria, bien realizando dietas y ayunos incontrolados, o bien consumiendo ciertos productos que aunque no sean sanos nos producirá la “felicidad que nos había prometido”.

Todas las psicopatologías que afectan al aspecto corporal  se caracterizan por una enorme insatisfacción del peso y la imagen, en la que la persona que las sufre tiene una percepción distorsionada de si misma y de la función que tiene la comida en sus vidas.

Los trastornos alimentarios son patologías psíquicas permanentes y crónicas que se manifiesta por una conducta anormal alimentaria, tanto por ingerir alimento en exceso, encontrando un alivio a través de la comida, o por el contrario, reducir la ingesta con tal de conseguir un ideal de perfección corporal.

Factores que pueden desencadenar un trastorno de la conducta alimentaria

Factores psicológicos:

  • Baja autoestima
  • Sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida
  • Depresión, ansiedad, enojo y soledad

Factores interpersonales:

  • Relaciones personales y familiares problemáticas
  • Dificultad para expresar sentimientos y emociones
  • Haber sido fastidiado o ridiculizado basado en su talla o peso
  • Historia de abuso físico o sexual

Factores sociales:

  • Presiones culturales que glorifican la “delgadez” y le dan un valor a obtener un “cuerpo perfecto”
  • Definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras
  • Normas culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas

Factores biológicos:

En individuos con trastornos de la conducta alimentaria, se ha encontrado que ciertas substancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisores) que controlan el hambre, el apetito y la digestión se encuentran descompensados.

Causas de los trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria comienzan con una excesiva preocupación por la comida y el peso. Las personas con trastornos alimenticios utilizan la comida y el control de ésta como un intento para compensar los sentimientos y emociones de carácter negativo. Para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden comenzar como una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentir el control de su vida personal. Igual sucede con las personas que ingieren comida sin control, realizando estas conductas con el objetivo de tener un momentáneo alivio psicológico y emocional.

No comer, comer insuficientemente, o comer en exceso parten del mismo sentimiento de vacío interior. La comida será el objeto de sentimientos de culpabilidad y de la reducción de la autoestima en estos casos.

Todo parte de la necesidad de tener el control acerca de sus vidas y por ende conseguir el control de su entorno mediante el éxito que les proporcionará tener un cuerpo socialmente aceptado.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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Estrés y alimentación

Por Daniel Molina Deja un comentario

estrés y alimentación

Estrés y alimentación

Seguramente has notado en más de una ocasión como tu patrón de ingesta se ve seriamente alterado en periodos donde nuestro nivel de ansiedad y estrés es elevado. Tu apetitivo o mejor dicho, tu necesidad de ingesta está relacionado con los procesos anímicos y de presión que se producen en tu interior. Tu estado interno determinará si necesitas comer más, comer menos, o incluso no comer nada. Por tanto existe una relación clara entre estrés y alimentación

En periodos agitados en los cuales estamos expuestos a unos niveles de ansiedad o estrés elevados observamos que nuestro patrón de ingesta no se gestiona adecuadamente, uniendo nuestro estado emocional con nuestro apetito, modificando nuestro modo de comer, así como las cantidades y el horario. El estrés y alimentación va unido. Cuando nuestro nivel de estrés se ve alterado nuestro patrón alimenticio también.

El estrés generalmente puede producir dos respuestas relacionadas con la comida:

1-.Aumento en la ingesta alimentaria.

El estrés o la ansiedad elevada no sólo pueden hacer que comamos más, sino que puede hacer que lo hagamos compulsivamente. La sensación de saciedad puede no notarse si estamos sometidos a un nivel elevado de ansiedad, por lo que somos capaces de comer mucho más alimento que nuestro cuerpo necesita. Debido a la sensación de hambre insaciable que solemos experimentar en estas épocas solemos ingerir alimentos hipercalóricos, por lo cual experimentamos además de trastornos emocionales, alteraciones fisiológicas derivadas de dichas ingestas, como son problemas digestivos o aumento de peso, entre otras.

2-. Disminución en la ingesta de alimentos.

El estrés puede ocasionarnos la incapacidad de comer debido a la angustia o a las náuseas que podemos experimentar en esos momentos. Cualquier alimento que nos llevemos a la boca puede generar tal malestar que seremos incapaces de comer adecuadamente.

Cada persona que esté expuesta a un gran grado de ansiedad o estrés, experimentará en mayor o menor medida una de estas dos respuestas fisiológicas asociadas a la alimentación. Existe de igual modo la posibilidad de que una misma persona pueda experimentar las dos respuestas en diferentes épocas de estrés.

La ansiedad y estrés son causas muy frecuentes del fracaso de dietas. Puede incapacitar el control de las personas por una ingesta controlada para mejorar su salud. Por ese motivo existen personas que no pueden seguir una dieta para controlar su peso. El estrés en un causante del fracaso del seguimiento de una dieta médica.

Por todo ello es importante, una vez más, tener una buena salud mental para que podamos tener una buena salud física. Si estamos bien emocionalmente, podemos en este caso, controlar nuestra ingesta, siendo esta saludable, y derivando a un bienestar físico.

Cómo actuar para que el estrés no afecte a nuestra ingesta de alimentos.

  • Intentar racionalizar el porqué tenemos que comer compulsivamente, y cuáles son las causas que nos han llevado a esa situación. Ser conscientes del porqué nos ayudará a ir controlando nuestra necesidad compulsiva de ingesta de alimentos. Si no podemos controlar esa necesidad al principio, podemos optar por comer de forma controlada alimentos no hipercalóricos para ir saciando nuestra necesidad de ingerir comida.
  • Cambiar la repuesta. Después de saber el porqué de nuestra necesidad de comer de modo compulsivo, debemos aprender a cambiar la respuesta que damos a esos pensamientos. Deberemos desviar esa necesidad irrefrenable de comer hacia otras actividades más positivas, como por ejemplo, caminar, hacer deporte, o simplemente distraerse con una charla distendida con alguna amistad. Todo lo que sea desviar nuestra atención a aquello que no sean los alimentos.
  • Que decir que habrá momentos que seamos incapaces de controlar nuestra necesidad de comer compulsivamente, es decir, momentos en los cuales nuestro nivel de ansiedad o estrés son muy elevados. Por ello es importante no tener a mano alimentos poco saludables o hipercalóricos. Si necesitamos comer y no podemos controlarlos, al menos que estos sean saludables, como por ejemplo, frutas o verduras. Sin esos alimentos “poco sanos” podremos controlar mejor nuestra necesidad de comer en ese momento.
  • Es importante, como hemos dicho, la asistencia de un psicólogo a la hora de tener una salud mental positiva que nos permita no caer en patrones alimentarios insanos propiciados por la ansiedad y el estrés. Es importante tener la ayuda necesaria en esos periodos.

Tenemos que tener en cuenta el estrés y alimentación. Ya que si estamos ante unos niveles elevados de estrés nuestro modo de alimentarnos se verá igualmente alterados. Uno puede indicar la alteración del otro, y viceversa.

El estrés y la ansiedad, como hemos visto, tienen una relación con nuestro patrón de ingesta alimentaria. Este fenómeno puede explicar los fracasos a la hora de realizar dietas y estancamientos en periodos de pérdida de pesos.

Nuestro estado psicológico y emocional tiene una repercusión palpable en nuestro estado físico. Una alteración de psicológica o emocional alterará nuestro bienestar físico, por ello es tan importante mejorar y preservar nuestra salud mental, ya que está se reflejará en el plano físico.

Daniel Molina, Psicólogo Emocional Online

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